Cómo Perú logró liderar el mercado global de arándanos frescos

El auge de la agroindustria en Perú ha puesto al país en la cima del mercado mundial de arándanos frescos, desafiando las limitaciones climáticas y geográficas. En las costas de La Libertad, un desierto antes considerado inhóspito para el cultivo de bayas, se ha convertido en el epicentro de una revolución agrícola que está marcando tendencia a nivel global.

Hace quince años, el cultivo de arándanos en Perú era solo un experimento. Los pioneros enfrentaron el escepticismo inicial para adaptar variedades como la Biloxi, capaces de prosperar en el desafiante clima desértico. Gracias a la tecnología de riego avanzada y a la mejora genética, el país pasó de unas pocas hectáreas cultivadas en 2012 a liderar la exportación global de esta fruta por cinco años consecutivos.

El cultivo de arándanos no solo ha transformado la economía local, sino también el tejido social de comunidades como Malverde, donde los trabajadores agrícolas encuentran empleo estable y viviendas cercanas a las plantaciones. Perú exporta más del doble de arándanos que sus competidores, enviando más del 50% de su producción a Estados Unidos. Esto ha generado un impulso significativo en el sector agroexportador.

Sin embargo, el fenómeno de El Niño y el calentamiento global han planteado retos importantes. En 2023, una ola de calor histórica redujo la producción en un 25%, subrayando la necesidad de variedades más resistentes. La investigación científica ahora se centra en desarrollar arándanos que soporten climas extremos y mantengan altos estándares de calidad.

La historia del arándano en Perú es un ejemplo de cómo la innovación y la perseverancia pueden convertir un desafío en una oportunidad. Este liderazgo en la agroindustria no solo posiciona al país como un referente global, sino que también abre puertas a nuevas iniciativas en tecnología agrícola y adaptación climática.