La agricultura del carbono impulsa la sostenibilidad
La agricultura del carbono se perfila como una estrategia clave para mitigar el cambio climático y restaurar los suelos agrícolas.
La agricultura del carbono, conocida en inglés como carbon farming , se presenta como una solución prometedora para mitigar el cambio climático y restaurar la salud de los suelos en regiones de clima mediterráneo. Esta práctica se centra en aumentar el contenido de materia orgánica en el suelo, promoviendo la captura de carbono atmosférico y mejorando la fertilidad del terreno.
Entre las técnicas empleadas destacan la agroforestería, la implementación de diseños vegetales, la reducción de la labranza y una gestión eficiente de la fertilización, priorizando el uso de abonos orgánicos. En 2021, la Comisión Europea creó un marco voluntario para certificar proyectos de captura de carbono en sectores como la agricultura, facilitando su integración con la Política Agrícola Común de la Unión Europea (PAC). Esta iniciativa busca incentivar financieramente prácticas sostenibles que contribuyan a la neutralidad climática.
Sin embargo, la diversidad de suelos y condiciones climáticas en la cuenca mediterránea plantea desafíos significativos. La presencia de suelos calcáreos, arcillosos y arenosos con distintas capacidades para retener carbono dificulta el monitoreo y la cuantificación precisa del carbono almacenado. Esta variabilidad complica la remuneración justa a los agricultores por el secuestro de carbono que generan.
A pesar de estos retos, proyectos como Carbon Farming Med buscan desarrollar sistemas agrícolas resilientes en el Mediterráneo. El objetivo es optimizar prácticas agrícolas regenerativas y proporcionar herramientas que faciliten la adopción de créditos de carbono en el mercado, ofreciendo a los agricultores una fuente adicional de ingresos y promoviendo la sostenibilidad.
La agricultura del carbono en el Mediterráneo ofrece una oportunidad valiosa para avanzar hacia un futuro más sostenible. No obstante, es esencial superar las barreras técnicas, económicas y sociales, adaptando las prácticas a las condiciones locales y estableciendo metodologías estandarizadas para el monitoreo y verificación del carbono en los suelos agrícolas.