Chile: un camino hacia la agricultura 4.0
La tecnología puede ayudar a optimizar procesos, reducir costos y aumentar la rentabilidad.
El desafío global de aumentar la producción de alimentos en un futuro, marcado por el cambio climático y el crecimiento poblacional, se encuentra en la mente de los agricultores chilenos. En un país que lleva catorce años luchando contra la sequía, los productores se enfrentan a retos cada vez más complejos.
Se proyecta que la población mundial superará los 9,700 millones de personas para 2050, lo que hace que la tarea de producir suficiente alimento de manera sostenible y rentable sea aún más apremiante.
Un factor clave para entender estos desafíos radica en que el 40% de las unidades productivas agrícolas en Chile son pequeñas explotaciones familiares, según el Ministerio de Agricultura. A nivel mundial, cinco de cada seis explotaciones agrícolas tienen menos de dos hectáreas, y los agricultores de pequeña escala aún representan el 35% de la producción global de alimentos.
La agricultura 4.0, que hace uso de tecnologías digitales, sensores, automatización, análisis de datos y modelos predictivos para mejorar la eficiencia y la productividad de los cultivos, se presenta como una solución prometedora.
Esta nueva era de la agricultura podría ayudar a optimizar procesos, reducir costos y aumentar la rentabilidad, especialmente a través de una mejor programación de riego y la reducción del consumo de agua y energía.
Sin embargo, la adopción de esta tecnología en pequeñas explotaciones presenta desafíos considerables. La falta de acceso a información, la carencia de infraestructura tecnológica en áreas rurales y la brecha digital que afecta a algunos productores, en especial a los más ancianos, son barreras significativas.
Para superar estos obstáculos, se requieren tecnologías de bajo costo, fáciles de implementar y usar, y que necesiten poco mantenimiento.
La agricultura 4.0 representa una evolución natural de la agricultura tradicional en Chile y ofrece una valiosa oportunidad para impulsar la sostenibilidad y competitividad en los mercados internacionales.
No obstante, es fundamental abordar las barreras existentes y garantizar que los beneficios se distribuyan de manera justa. Solo así, la agricultura chilena podrá liderar el camino hacia una producción de alimentos más sustentable en un mundo en constante cambio.