La agricultura diversificada puede mejorar la seguridad alimentaria
Un estudio revela que la diversidad agrícola contribuye a mejorar la seguridad alimentaria, aunque su efectividad depende de factores locales socioeconómicos y ambientales.
Un reciente estudio ha confirmado que la diversidad agrícola puede desempeñar un papel fundamental en la lucha contra la inseguridad alimentaria, que afecta a gran parte del mundo. Investigadores de la Alianza de Bioversity International y del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) analizaron diversas investigaciones para determinar cómo la biodiversidad en sistemas agrícolas contribuye a la estabilidad en la producción y distribución de alimentos.
El análisis, que revisó 88 estudios previos, reveló que en dos tercios de los casos analizados, la diversidad agrícola tuvo un impacto positivo en la seguridad alimentaria. Esto se reflejó en aspectos como la disponibilidad, acceso, estabilidad y utilización de los alimentos. Sin embargo, también se encontró que en ciertas condiciones, los resultados fueron mixtos, lo que sugiere que la efectividad de la diversidad agrícola varía según factores socioeconómicos y biofísicos específicos.
Uno de los puntos más destacados del estudio es que la diversidad agrícola puede ayudar a mitigar las tensiones provocadas por el cambio climático y otras amenazas bióticas y abióticas. Los sistemas agrícolas diversos son más resilientes, lo que les permite mantener su productividad ante condiciones adversas, beneficiando así la seguridad alimentaria de las comunidades, especialmente en países de ingresos medianos bajos.
Asimismo, los investigadores subrayaron la importancia de aplicar estrategias de diversificación a distintas escalas, no solo dentro de los campos agrícolas, sino también a nivel de paisajes más amplios. Este enfoque ayuda a crear sinergias entre diferentes tipos de cultivos, ganado y hábitats naturales, generando beneficios tanto ecológicos como sociales.
El estudio aporta evidencia clara de que la diversidad agrícola es una herramienta viable para mejorar la seguridad alimentaria global. No obstante, su implementación debe estar alineada con las condiciones locales para maximizar su eficacia y garantizar la sostenibilidad de los sistemas agrícolas a largo plazo.