Crisis hídrica arrasa con ganadería argentina
La prolongada sequía ha desencadenado un aumento alarmante en la tasa de mortalidad del ganado, lo que ha dejado pérdidas millonarias y un futuro incierto.
La prolongada sequía que azota a la ganadería argentina ha desencadenado un aumento alarmante en la tasa de mortalidad del ganado bovino, escalando a un asombroso 46%, según el informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
El panorama desolador provocado por la ausencia de lluvia en el sector ganadero ha engendrado un impacto económico devastador, cifrado en una pérdida total de 3,000 millones de dólares estadounidenses. Además, las proyecciones indican una preocupante disminución entre 1.3 y 1.6 millones de ejemplares en la oferta de terneros al momento del destete en 2024, consecuencia directa de la pronunciada merma en las tasas de preñez.
Este problema en la producción de terneros halla su raíz en las adversas condiciones físicas del ganado, exacerbadas por la carestía de forraje y las condiciones estresantes de calor. Los terneros vendidos también exhiben una notoria pérdida de peso, promediando 20 kilogramos menos por individuo, como efecto colateral de la persistente sequía.
Las provincias argentinas más afectadas por la sequía, como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba albergan al 73% del ganado bovino. El informe del IEE revela que la afectación promedio en estos 10 meses alcanzó el 32%, llegando a picos del 45%, mientras que un 18% de los animales aún padecen esta situación crítica.
La sequía ha orillado a la ganadería argentina a una encrucijada desafiante, caracterizada por una elevada mortandad del ganado, pérdidas económicas sustanciales, una merma considerable en el peso y producción de los terneros, así como una liquidación prematura de vacas. Estas adversidades auguran un 2024 con menos terneros disponibles y una inquietante incertidumbre en el horizonte.