Maíz transgénico genera tensiones entre EE.UU y México
Las conversaciones para solventar estas divergencias se han prolongado, y la falta de acuerdo ha suscitado la posibilidad de recurrir a un Panel de Controversias.
En apariencia, la relación entre ambos gobiernos es amigable, pero en realidad persisten problemas no resueltos que podrían desencadenar tensiones, exacerbadas por el clima electoral en ambos lados de la frontera. Las discordias giran en torno a las presuntas infracciones del T-MEC. Estados Unidos sostiene que México ha violado las normativas del tratado en cuestiones energéticas y en la adquisición de maíz transgénico.
Las conversaciones para solventar estas divergencias se han prolongado, y la falta de acuerdo ha suscitado la posibilidad de recurrir a un Panel de Controversias, donde un árbitro independiente evaluaría y decidiría sobre sanciones. Se cree que México sería el afectado. Sin embargo, consideraciones políticas habían inducida a la cautela, postergando cualquier acción hasta después del cambio de gobierno mexicano. Esto, a la espera de un posible mayor margen para modificar la legislación sobre energía y maíz transgénico.
Sorprendentemente, esta precaución se ha desvanecido en la relación al maíz transgénico. La representante estadounidense de Comercio, Katherine Tai, anunció la creación de un panel de controversias bajo el T-MEC, cuestionando la prohibición del maíz transgénico en México por carecer, según Tai, de base científica y obstaculizando el acceso a los mercados.
Este anuncio ha encontrado respaldo en el Congreso de Estados Unidos, especialmente entre los estados que exportan maíz transgénico a México. Argumentan que asegurar el cumplimiento de los acuerdos comerciales es crucial para el sistema de intercambio entre ambas naciones.
Este tema es especialmente delicado para México, dado que el maíz es un pilar fundamental de la alimentación del pueblo. Las preocupaciones sobre los efectos de la modificación genética y el uso de herbicidas en las distintas variedades de maíz han generado un movimiento de resistencia.
La imposición de sanciones, como aranceles a productos clave como aguacates y jitomates, generaría un fuerte rechazo en México, convirtiéndose en una cuestión de soberanía alimentaria más allá de la discusión técnica del T-MEC.