La digitalización agrícola es clave para garantizar un futuro sostenible
La revolución digital en la agricultura no solo mejora la eficiencia, sino que también es clave para enfrentar desafíos económicos y ambientales.
A través de los siglos, la agricultura ha perdurado como una práctica económica arraigada en la historia de la humanidad. Sin embargo, el impacto transformador de las nuevas tecnologías ha marcado un hito significativo en la evolución de este sector, mejorando la eficiencia y productividad de las actividades rurales.
En la actualidad, la capacidad de registrar y analizar datos en gran escala permite a los agricultores implementar tratamientos específicos e identificar las cosechas más demandadas en el mercado, optimizando así la producción.
Datos del Banco Mundial revelan que la agricultura representa entre el 4% y el 37% del PIB en diversos países. A pesar de este aporte, la seguridad alimentaria y el crecimiento económico se ven amenazados, llevando a 205 millones de personas en 45 países a la inseguridad alimentaria y la pobreza extrema.
Ante estos desafíos, la inversión en tecnología agrícola se presenta como una respuesta esencial y una estrategia clave para la sostenibilidad a largo plazo. Ramón Gonzáles, CEO y fundador de Robonity, la startup detrás de Mobibuk, el software de gestión de datos para agricultores, destaca: "La población mundial está en aumento, y las zonas cultivables ya están siendo explotadas. La digitalización es clave para optimizar recursos".
A pesar de estos avances, aún persisten grandes obstáculos. Según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), solo el 37% de la población rural en América Latina y el Caribe cuenta con conectividad significativa. Es imperativo abordar estos desafíos y fomentar el desarrollo tecnológico de la agricultura como parte integral de las estrategias de crecimiento económico.
"Digitalizar la agricultura no es el fin, es el camino hacia la optimización de recursos, la toma de decisiones informada y la adaptación a las demandas. Permitiendo a las comunidades productoras no solo sobrevivir, sino prosperar en un entorno agrícola cada vez más competitivo y globalizado", concluye González.
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