La intersiembra mejora la producción agrícola y protege el medio ambiente
Esta técnica extiende la temporada de cultivo, optimiza el uso de recursos y mejora la cobertura verde del suelo.
En el ámbito de la agricultura sostenible, el INTA Balcarce y la regional Fangio de AAPRESID se están destacando por su innovadora técnica de intersiembra, que promete transformar la producción agrícola. Este método, que consiste en sembrar dos cultivos diferentes en una misma área de terreno, buscando optimizar el uso de recursos y aumentar la eficiencia, al mismo tiempo que respeta el medio ambiente.
La técnica permite que cultivos como soja o maíz se planten antes de la cosecha de cultivos de invierno como trigo o cebada, extendiendo así la temporada de cultivo y maximizando el uso de la tierra. La intersiembra se realiza dejando surcos libres en el cultivo de invierno, donde se siembra el cultivo de verano una vez que el cultivo principal ha alcanzado su etapa de espigazón.
Aunque el crecimiento inicial del cultivo de verano es limitado, este acelera su desarrollo una vez cosechado el cultivo de invierno, resultando en una producción más vigorosa comparada con los cultivos tradicionales.
Durante la campaña 2023/24, el equipo de INTA Balcarce ha estado evaluando esta técnica con resultados prometedores. A pesar de una reducción del 33% en la superficie del trigo debido a la intersiembra, el rendimiento general fue satisfactorio, alcanzando más de 8000 kilos por hectárea. Los resultados de la cosecha de los cultivos de verano aún están en espera, pero los datos preliminares sugieren que la intersiembra podría ser una solución efectiva para aumentar la eficiencia agrícola y promover prácticas más ecológicas.
El principal desafío radica en ajustar la técnica y los equipos para optimizar la intersiembra. Aunque aún no se recomienda de manera definitiva, los resultados preliminares indican un potencial significativo para la técnica.
La intersiembra representa un avance importante en la agricultura sostenible, ofreciendo una solución viable para enfrentar los desafíos del cambio climático y la degradación del suelo. Este enfoque promete un futuro más sostenible para la agricultura, alineado con las necesidades actuales y futuras del planeta.