Los grandes desafíos de la agricultura
La agricultura enfrenta desafíos críticos que ponen en riesgo el futuro de la seguridad alimentaria.
La agricultura se encuentra en un momento crítico debido a una serie de problemas interconectados que amenazan su sostenibilidad y ponen en riesgo la seguridad alimentaria mundial. Tan solo en 2022, de acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), alrededor de 258 millones de personas en 58 países y territorios enfrentaron inseguridad alimentaria aguda.
Entre los principales desafíos que enfrenta este sector se encuentran:
- Cambio climático: El aumento de las temperaturas, la intensificación de eventos climáticos extremos y la acidificación de los océanos están alterando los patrones de producción agrícola y reduciendo los rendimientos de los cultivos. Según un informe reciente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la agricultura es uno de los sectores más vulnerables a los impactos del cambio climático y, a su vez, uno de los principales contribuyentes a las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Escasez de agua: La creciente demanda de agua para el consumo humano, la industria y la agricultura, junto con la disminución de las precipitaciones en muchas regiones, está provocando una escasez hídrica cada vez más grave. La agricultura es el mayor consumidor de agua a nivel mundial, aproximadamente el 70% del agua dulce disponible en el mundo se utiliza para esta actividad, por lo que la gestión eficiente de este recurso es fundamental para garantizar la producción de alimentos.
- Degradación de los suelos: el uso intensivo de los suelos, la erosión, la salinización y la pérdida de materia orgánica están degradando la calidad de los suelos agrícolas y reduciendo su capacidad para producir alimentos. Actualmente la agricultura intensiva es culpable del 80% de la deforestación mundial.
- Pérdida de biodiversidad: la agricultura industrial, caracterizada por el monocultivo y el uso intensivo de agroquímicos, ha provocado una pérdida significativa de biodiversidad agrícola. Se estima que el 75% de los cultivos alimentarios dependen de la polinización por insectos, por lo que la desaparición de variedades locales de cultivos y razas de ganado reduce la resiliencia de los sistemas agrícolas y aumenta su vulnerabilidad a plagas y enfermedades.
Estos problemas están interconectados y se refuerzan mutuamente, creando una situación cada vez más compleja para los agricultores y para la sociedad en su conjunto. Para hacer frente a estos desafíos, es necesario adoptar un enfoque integral que combine medidas a corto y largo plazo, como la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, el desarrollo de nuevas tecnologías, la inversión en investigación y desarrollo, y el apoyo a los pequeños agricultores.