Biocarbón: clave para suelos fértiles y sostenibles
El biocarbón, o biochar, se posiciona como una alternativa sostenible para mejorar los suelos, reducir fertilizantes y mitigar el cambio climático.
La agricultura enfrenta retos crecientes que afectan la calidad de los suelos y la producción de alimentos. Problemas como la erosión, la pérdida de nutrientes y el uso excesivo de fertilizantes han llevado a los agricultores a buscar alternativas sostenibles. En este contexto, el biocarbón se presenta como una tecnología prometedora que mejora la fertilidad del suelo y contribuye a la mitigación del cambio climático.
Este material poroso, similar al carbón, se obtiene a través de la pirólisis, un proceso que transforma los residuos agrícolas en un recurso valioso. “Al enterrar este material, se crea una especie de presa microscópica que evita que el agua y los nutrientes escapen hacia capas más profundas del suelo”, explica Andrés Chapa, CEO de Tierra Prieta. Gracias a su estructura porosa, el biochar ayuda a retener la humedad, reduciendo la necesidad de riego y aumentando la resiliencia de los cultivos.
Otro de los beneficios clave es la reducción del uso de fertilizantes, ya que el biocarbón mejora la capacidad del suelo para retener nutrientes. “Cuando los agricultores aplican biochar, pueden reducir hasta un 40% el uso de fertilizantes y, al mismo tiempo, mejorar la capacidad del suelo para retener agua ahorrando hasta un 25%”, señala Chapa. Esto lo convierte en una solución atractiva, especialmente en regiones con escasez de agua.
Además de mejorar la productividad agrícola, el biocarbón desempeña un papel importante en la reducción de emisiones de carbono. En lugar de liberar gases contaminantes al quemar residuos de cosecha, este método permite almacenar carbono en el suelo durante cientos de años. “El biocarbón permite aprovechar los residuos agrícolas de manera responsable, almacenando carbono en el suelo y evitando su liberación a la atmósfera”, destaca Chapa, subrayando su impacto positivo en la lucha contra el cambio climático.
A pesar de sus múltiples beneficios, la adopción del biochar enfrenta desafíos en países como México, donde el costo del agua no es un factor determinante para los pequeños productores. No obstante, iniciativas como el Instituto Latinoamericano de Biochar buscan fomentar su uso y concientizar sobre su impacto positivo en la agricultura. Con un enfoque sostenible, el biocarbón se perfila como una herramienta clave para mejorar la producción de alimentos y afrontar los retos ambientales del siglo XXI.
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