La agricultura pide financiación en la COP29 para enfrentar la crisis climática
Pequeños agricultores y sistemas alimentarios en el foco de la cumbre climática de Bakú.
La cumbre del clima COP29, que se celebra en Bakú, Azerbaiyán, hasta el 22 de noviembre, reúne a cerca de 200 países con un objetivo crucial: acordar un nuevo compromiso financiero para la acción climática. Uno de los sectores más afectados por el cambio climático, la agricultura, busca asegurarse un lugar destacado en la agenda, exigiendo fondos para su adaptación y mitigación frente a las crecientes amenazas de inseguridad alimentaria e inestabilidad económica.
A pesar de que los pequeños agricultores producen el 70% de los alimentos en África y el 80% en Asia, apenas reciben una fracción de los fondos climáticos internacionales. Según un estudio del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima, solo el 0.3% de los 500,000 millones de dólares necesarios anualmente se destina a ellos. Esta realidad pone en peligro su capacidad para resistir los embates del cambio climático, que se manifiesta en olas de calor, sequías e inundaciones.
Belén Citoler, directora del Foro Mundial Rural, subraya que es imperativo priorizar la agricultura familiar en los planes nacionales y en los nuevos objetivos de financiación climática. Además, aboga por promover prácticas agroecológicas, diversificación de cultivos y protección de la biodiversidad para aumentar la resiliencia del sector.
Sophia Murphy, directora ejecutiva del Instituto de Política Agrícola y Comercial (IATP), critica que gran parte de la inversión agrícola se destina a modelos intensivos que dependen de fertilizantes fósiles, semillas patentadas y sistemas de regadío, lo que “socava la ambición ambiental”. Según Murphy, es necesario redirigir los esfuerzos hacia soluciones basadas en la restauración de ecosistemas, como la protección de bosques y humedales, y hacia sistemas agropecuarios diversificados.
Aunque el secuestro de carbono en los suelos es una práctica prometedora, Murphy señala que su medición y protección son complejas, por lo que recomienda enfocarse en métodos que fortalezcan la resiliencia agrícola frente a las adversidades climáticas.
La falta de inversión en la adaptación agrícola tendría graves consecuencias para la seguridad alimentaria global. Aditi Mukherji, de la plataforma climática del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (Cgiar), advierte que el aumento de las temperaturas globales podría dejar a cientos de millones de personas en riesgo de hambre si los pequeños agricultores no reciben las herramientas necesarias para innovar y proteger su productividad.
Mukherji resalta que la prioridad en la COP29 debe ser financiar soluciones como sistemas de alerta temprana, cultivos resistentes, tecnologías de bajas emisiones y prácticas de conservación agrícola.
La presidencia de la COP29 busca coordinar las 90 iniciativas existentes para garantizar el apoyo a los agricultores. Sin embargo, los expertos temen que las promesas se queden cortas, como ocurrió en la COP28 en Dubái, donde, aunque la agricultura ganó visibilidad, no se tradujo en compromisos concretos.